
- ¿Dónde estamos? – la voz de la mujer es quebradiza y asustada.
- Deberías saberlo. Aunque la respuesta es “estamos huyendo” –se escucha una voz masculina la cual proviene del estéreo del auto de James.
- ¿Huyendo, de qué?
- De tu pasado, aunque me parece que lo perseguimos de igual modo.
- Mi pasado… - la voz de James se ahoga de golpe
- James, tenemos que parar en algún momento. No tardo en quedarme sin gasolina- Aquella voz empieza a escucharse en susurro.
- En la más cercana prometo parar
La mente de James se encuentra desordenada. Hay imágenes que pasan rápidamente, voces y dolor. No recuerda lo que ha pasado. Sólo logra ver la carretera y escuchar la voz que proviene del estéreo. Ella sabe que está a punto de enloquecer y que no es la primera vez que la escucha.
- A 200 metros se encuentra una gasolinera. Para, por favor. – aquella voz se escucha aún más cansada.
- Tengo que hacerlo. Dime… ¿qué voy a hacer después?
- No lo sé James.
Han llegado a la gasolinera y de inmediato la voz se extingue cuando James apaga el motor y retira las llaves para darlas al despachador. Ella recarga la frente en el volante y derrama una lágrima. Trata de recordar lo que ha pasado pero sólo identifica ansiedad y mucho dolor. No recuerda nada más que el camino de la carretera que ha estado siguiendo.
- ¿Te sientes mejor?- dice James
- Me siento mejor. Has pensado ya ¿A dónde nos dirigimos?
- No recuerdo ni el motivo del por qué estoy conduciendo sin rumbo ¿Qué me ha sucedido? – de pronto se empieza a escuchar una canción y aquella voz que proviene del estéreo calla para abrir paso a una letra estremecedora para James:
♪♭♩ ♬ ♪ Ando buscando una ilusión caprichosa,
algo que me dirija hacia ti,
te tengo una propuesta indecorosa,
de esos caramelos que no tienen fin.
Te voy a buscar
y te voy a encontrar,
en esos bares sucios donde te sueles ocultar.. ♪♭♩ ♬ ♪
Empieza a recordar lo que paso hace tres semanas. Arturo se fue y ahora ella huye de todos sus recuerdos pero de la manera más masoquista pues en su camino espera encontrarlo.
- James… ¿ahora recuerdas? – la canción paro de golpe para abrir paso a estas palabras.
- Lo recuerdo bien Sebastián.
- ¿Podemos regresar ya a casa?
- Yo no regresaré ahí. No más, necesito irme del país. Deseo dejar el D.F. Quiero iniciar de nuevo y tratar de superarlo y en el mejor de los casos olvidarlo.
- Sabes que si haces eso ¿dejaremos de vernos, verdad? Yo no podré irme de viaje contigo y nos obligaras a separarnos.
James se ha quedado meditando dicha posibilidad. Así que le propone a Sebastián un trato.
- Sebastián, vendrás conmigo. Preparé los papeles para la exportación. Yo no puedo irme sin ti. Toda mi vida me has acompañado, escuchado y guiado.
- James, yo iré a donde estés tú.
- Dime ¿en qué momento he empezado a escuchar la voz de mi propio auto? – un viejo mustang del año 1976 que fue un regalo de cumpleaños de su padre al cumplir ella 20 años.
- Desde el momento en que perdiste la cordura. En ese momento yo te he escuchado y he tratado de consolarte y apoyarte.
- Ya estoy cercana los 35 años, Sebastián. Y has sido el único que ha cumplido su promesa desde aquel verano de 1980 cuando mi mejor amiga murió.
De James y Sebastián se dejo de saber después de aquel febrero de 2009. Dejaron el D.F. y partieron hacia Europa. Sólo mando algunas fotografías a sus amigos los primeros meses de su partida. Dos años después no se han recibido noticias de ella. Pero si algo estuviese mal ella regresaría para perseguir su pasado.