Los mismos malestares

jueves, 29 de diciembre de 2016

Encontré este intento de editorial, que fue escrito hace cuatro años.

En memoria a la Dana de aquel 2012... que se empeñaba en discutir y hacer visible lo que a muchos incómoda.


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Editorial de
El Jardín de Donatella
Los mismos malestares…
Con motivo de las obras que se llevarán a cabo en la hermosa quinta de la Castañeda, para convertirla en un manicomio, de cuyas obras de construcción se encargará el Sr. Mayor Porfirio Díaz, muchos ricos propietarios como también humildes vecinos de Mixcoac, se apresuran á terminar algunas fincas de su propiedad.
Nuestro Gobierno, con todo acierto, y en vista de los buenos resultados en Europa han producido los trabajos ejecutados por los alienados, han dispuesto que los ingresen en el establecimiento mencionado, personalmente, y bajo la dirección de personas competentes, se dediquen á la labranza adecuada de los terrenos, lográndose con este sistema, distraer los cerebros enfermos, y con su práctica, llegar á su completo alivio”.
Diario: El Popular. México, Martes 7 de Junio de 1908.
Año XII – Número 4,176
Después de la caída de La Castañeda, la sociedad mexicana ha logrado acostumbrarse e ignorar a aquellos débiles de mente, ha perdido el interés por sanarlas o el pudor y vergüenza por ocultar la decadencia humana que incomoda o preocupa. Nuestros nuevos alienados –como se le llamó en esa época- conviven a diario con aquellos de cerebro atento.
Las comunidades callejeras en la Ciudad de México, son un problema que el antepasado gobierno de Andrés Manuel López Obrador resolvió con una política de Limpieza Social –que incluye no sólo a indigentes, sino, a prostitutas, comerciantes y todo aquel que entorpezca el buen uso del espacio público-. Decantándose y eligiendo exterminar de manera violenta a sujetos despojados de su humanidad y ciudadanía, porque la sociedad mexicana actual ha cambiado y lleva más de cien años de ventaja a una que fue Porfiriana y aspiró a la vanguardia del viejo mundo.
La despreocupación del gobierno y citadinos, por los sujetos de la calle ha derivado en el crecimiento de estos grupos callejeros por toda la ciudad, en especial en la zona centro –Delegación Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc-. Ocasionando problemas de inseguridad entre los ciudadanos; y estéticos y económicos para el gobierno del D.F.
Hay que evidenciar que los problemas mentales nos han acechado desde el mismo origen del hombre, en su afán por querer agrupar y socializar a sus semejantes. Aquella necesidad innata por no estar solo y ser reconocido, lo han llevado a formar sociedades y aceptar que se tiene que instituir en una, porque teme a ser olvidado, porque comparte sentimientos, y es capaz de crear y razonar pensamientos y necesidades biológicas.
No obstante, las reglas que deben ser respetadas no son aptimas para todo ser humano, en especial si el grupo al que un sujeto debe pertenecer opta por ignorarlo ante sus deficiencias físicas, psíquicas o emocionales. En la sociedad porfiriana se invirtió más de un millón de pesos – de aquella época- en la construcción del manicomio La Castañeda, quizá por la vergüenza que ocasionaban aquellos parias –sujetos que padecían de sus facultades mentales, alcohólicos, lesbianas, escritores, niños con mal formaciones, ancianos, prostitutas, dramáticos, etc.-, pero se escudó en la preocupación por la salud de los menos favorecidos de inicios del siglo XX.
Poco más de cien años después, la excusa de la salud dejó de pensarse, y evolucionó al rescate de los espacios públicos –obviamente para el beneficio y uso de los habitantes de la capital mexicana.
Sin embargo, sea usted bienvenido al Pabellón de Observación ubicado en Paseo de la Reforma y otros puntos de la Ciudad de México.



(El pabellón de observación en La Castañeda, era destinado a indigentes y algunos pensionados). 

'Pepenadores' de Ciudad Universitaria - UNAM

sábado, 3 de diciembre de 2016

Por:
Dana Estrada
Reportera de Metrópoli
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Botellas de plástico, latas de refresco, papelería rezagada y cartón se han convertido en el sustento económico de familias que habitan en la colonia Santo Domingo, de la delegación Coyoacán.
A diario, de las 05: 00 horas a las 11 de la noche, hombres, mujeres y niños acuden a los 88 contenedores y cientos de botes de basura localizados en los 474 edificios que conforman Ciudad Universitaria, para recolectar desechos reciclables que más tarde venderán en los depósitos o casas ubicados en calles aledañas a la avenida Eje 10 Sur.
Es el caso de Rodolfo Domínguez, de 85 años, quien desde 1991, luego de jubilarse, asiste de lunes a viernes al basurero de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, apoyado de un diablito que le ayuda a transportar, diariamente, alrededor de 15 kilos de desechos hasta su casa en Santo Domingo.
Al día suele pasar entre cinco y seis horas en el contenedor de la facultad, donde trabajadores de limpieza mantienen abierto el lugar para que pueda separar la basura que le sirve y así ganar a la semana poco más de 300 pesos por los 75 kilos de pet, cartón, aluminio y papel.
De acuerdo con la Coordinación General de Obras de CU, a cargo del arquitecto Felipe Lara, los 10 camiones recolectores propiedad de la universidad recogen al día 15 toneladas de basura, de las cuales son reciclables menos de 10%. En total, al año se logran reciclar 200 mil kilos de desechos.
No obstante, la universidad ha detectado que algunas personas se han apropiado de estos contenedores, donde montan guardias de hasta doce horas para poder sustraer todo el material reciclable, por ejemplo, en uno de los basureros de la facultad de Medicina una mujer de poco más de 50 años, en compañía de un hombre, permanecen desde las 05:00 horas hasta las 5 de la tardedonde llegan a juntar hasta 100 kilos de desechos, lo que equivale a 500 pesos al día. 
La Coordinación de Obras ignora qué cantidad de este material terminan en manos de “pepenadores”. Sin embargo, reconoce que esta actividad ha ocasionado el cierre de algunos contenedores. A pesar de que esto no afecta económicamente al campus.
Desde 2013 la UNAM implementó un programa donde el material reciclable termina en manos del particular Rubén Barrera Díaz, quien a cambio otorga mensualmente a la universidad papel blanco.
Se ha identificado la presencia de pepenadores y justo por eso fue que se hicieron las artesas, que son estos cuartitos donde se depositan los residuos. Originalmente la mayoría estaban abiertos, lo que se hizo fue cerrarlos para evitar su ingreso. No porque no se viera bien esta actividad, sinporque los residuos que ya estaban separados los revolvían y terminaban sucias las instalaciones y las artesas”, precisó Felipe Lara.
lo largo de la Avenida Pedro Enríquez Ureña, o Eje 10 Sur, se encuentran más de 10 depósitos que se encargan de comprar los desechos a los “recolectores”; sin embargo, los tres más grandes y solicitados se encuentran en la calle Tenejac, que reciben diariamente, y por separado, más de una tonelada de desechos. El kilo de pet lo pagan a $3.50, el aluminio a $16, el cartón a $1.40 y el papel a $2.50. De acuerdo con pobladores del lugar, estos establecimientos son quienes mejor pagan.
Los dueños del lugar resaltan que las personas de la tercera edad quienes cargan con pocos desechos acuden con mayor frecuencia a vender basura. Dicen que, también es recurrente ver a niños con uniforme escolar cargando bolsas de plástico rellenas de botellas a cambio de algunas monedas.
Frente a esta situación, el delegado Valentín Maldonado admitió, en un evento en abril, que Santo Domingo es un lugar de diferencias socioeconómicas y con un nivel de vida inferior comparado con otras partes de Coyoacán.
Es una delegación de contrastes. En Santo Domingo y en varias de las colonias viven familias donde la población tienen poca oportunidad de tener un empleo digno y dar educación a sus hijos. Los salarios son muy bajos. Además, muchos de ellos no tienen un oficio o un empleo formal”, reconoció.
Maldonado también informó que era obligación de las autoridades delegacionales poner atención a este rezago; sin embargo, a más de cuatro meses de esas declaraciones, personas como Teresa Bustamante; de 57 años, quien lleva tres años acudiendo a los basureros universitarios para obtener de 60 a 80 pesos diarios por 14 o 16 kilos de residuos y que con ellos paga el gas y da pequeños enganches de una estufa; siguen adoptando este trabajo para solventar algunos gastos básicos de sus hogares.