En memoria a la Dana de aquel 2012... que se empeñaba en discutir y hacer visible lo que a muchos incómoda.
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Editorial
de
El
Jardín de Donatella
Los
mismos malestares…
“Con
motivo de las obras que se llevarán a cabo en la hermosa quinta de
la Castañeda, para convertirla en un manicomio, de cuyas obras de
construcción se encargará el Sr. Mayor Porfirio Díaz, muchos ricos
propietarios como también humildes vecinos de Mixcoac, se apresuran
á terminar algunas fincas de su propiedad.
Nuestro
Gobierno, con todo acierto, y en vista de los buenos resultados en
Europa han producido los trabajos ejecutados por los alienados, han
dispuesto que los ingresen en el establecimiento mencionado,
personalmente, y bajo la dirección de personas competentes, se
dediquen á la labranza adecuada de los terrenos, lográndose con
este sistema, distraer los cerebros enfermos, y con su práctica,
llegar á su completo alivio”.
Diario:
El Popular. México, Martes 7 de Junio de 1908.
Año
XII – Número 4,176
Después
de la caída de La Castañeda, la sociedad mexicana ha logrado
acostumbrarse e ignorar a aquellos débiles de mente, ha perdido el
interés por sanarlas o el pudor y vergüenza por ocultar la
decadencia humana que incomoda o preocupa. Nuestros nuevos alienados
–como se le llamó en esa época- conviven a diario con aquellos de
cerebro atento.
Las
comunidades callejeras en la Ciudad de México, son un problema que
el antepasado gobierno de Andrés Manuel López Obrador resolvió con
una política de Limpieza Social –que incluye no sólo a
indigentes, sino, a prostitutas, comerciantes y todo aquel que
entorpezca el buen uso del espacio público-. Decantándose y
eligiendo exterminar de manera violenta a sujetos despojados de su
humanidad y ciudadanía, porque la sociedad mexicana actual ha
cambiado y lleva más de cien años de ventaja a una que fue
Porfiriana y aspiró a la vanguardia del viejo mundo.
La
despreocupación del gobierno y citadinos, por los sujetos de la
calle ha derivado en el crecimiento de estos grupos callejeros por
toda la ciudad, en especial en la zona centro –Delegación Miguel
Hidalgo y Cuauhtémoc-. Ocasionando problemas de inseguridad entre
los ciudadanos; y estéticos y económicos para el gobierno del D.F.
Hay
que evidenciar que los problemas mentales nos han acechado desde el
mismo origen del hombre, en su afán por querer agrupar y socializar
a sus semejantes. Aquella necesidad innata por no estar solo y ser
reconocido, lo han llevado a formar sociedades y aceptar que se tiene
que instituir en una, porque teme a ser olvidado, porque comparte
sentimientos, y es capaz de crear y razonar pensamientos y
necesidades biológicas.
No
obstante, las reglas que deben ser respetadas no son aptimas
para todo ser humano, en especial si el grupo al que un sujeto debe
pertenecer opta por ignorarlo ante sus deficiencias físicas,
psíquicas o emocionales. En la sociedad porfiriana se invirtió más
de un millón de pesos – de aquella época- en la construcción del
manicomio La Castañeda, quizá por la vergüenza que ocasionaban
aquellos parias –sujetos que padecían de sus facultades mentales,
alcohólicos, lesbianas, escritores, niños con mal formaciones,
ancianos, prostitutas, dramáticos, etc.-, pero se escudó en la
preocupación por la salud de los menos favorecidos de inicios del
siglo XX.
Poco
más de cien años después, la excusa de la salud dejó de pensarse,
y evolucionó al rescate de los espacios públicos –obviamente para
el beneficio y uso de los habitantes de la capital mexicana.
Sin
embargo, sea usted bienvenido al Pabellón de Observación ubicado en
Paseo de la Reforma y otros puntos de la Ciudad de México.
(El
pabellón de observación en La Castañeda, era destinado a
indigentes y algunos pensionados).
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