Por:
Dana Estrada
Reportera de Metrópoli
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Botellas de plástico, latas de refresco, papelería rezagada y cartón se han convertido en el sustento económico de familias que habitan en la colonia Santo Domingo, de la delegación Coyoacán.
A diario, de las 05: 00 horas a las 11 de la noche, hombres, mujeres y niños acuden a los 88 contenedores y cientos de botes de basura localizados en los 474 edificios que conforman Ciudad Universitaria, para recolectar desechos reciclables que más tarde venderán en los depósitos o casas ubicados en calles aledañas a la avenida Eje 10 Sur.
Es el caso de Rodolfo Domínguez, de 85 años, quien desde 1991, luego de jubilarse, asiste de lunes a viernes al basurero de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, apoyado de un diablito que le ayuda a transportar, diariamente, alrededor de 15 kilos de desechos hasta su casa en Santo Domingo.
Al día suele pasar entre cinco y seis horas en el contenedor de la facultad, donde trabajadores de limpieza mantienen abierto el lugar para que pueda separar la basura que le sirve y así ganar a la semana poco más de 300 pesos por los 75 kilos de pet, cartón, aluminio y papel.
De acuerdo con la Coordinación General de Obras de CU, a cargo del arquitecto Felipe Lara, los 10 camiones recolectores propiedad de la universidad recogen al día 15 toneladas de basura, de las cuales son reciclables menos de 10%. En total, al año se logran reciclar 200 mil kilos de desechos.
No obstante, la universidad ha detectado que algunas personas se han apropiado de estos contenedores, donde montan guardias de hasta doce horas para poder sustraer todo el material reciclable, por ejemplo, en uno de los basureros de la facultad de Medicina una mujer de poco más de 50 años, en compañía de un hombre, permanecen desde las 05:00 horas hasta las 5 de la tarde, donde llegan a juntar hasta 100 kilos de desechos, lo que equivale a 500 pesos al día.
La Coordinación de Obras ignora qué cantidad de este material terminan en manos de “pepenadores”. Sin embargo, reconoce que esta actividad ha ocasionado el cierre de algunos contenedores. A pesar de que esto no afecta económicamente al campus.
Desde 2013 la UNAM implementó un programa donde el material reciclable termina en manos del particular Rubén Barrera Díaz, quien a cambio otorga mensualmente a la universidad papel blanco.
“Se ha identificado la presencia de pepenadores y justo por eso fue que se hicieron las artesas, que son estos cuartitos donde se depositan los residuos. Originalmente la mayoría estaban abiertos, lo que se hizo fue cerrarlos para evitar su ingreso. No porque no se viera bien esta actividad, sino porque los residuos que ya estaban separados los revolvían y terminaban sucias las instalaciones y las artesas”, precisó Felipe Lara.
A lo largo de la Avenida Pedro Enríquez Ureña, o Eje 10 Sur, se encuentran más de 10 depósitos que se encargan de comprar los desechos a los “recolectores”; sin embargo, los tres más grandes y solicitados se encuentran en la calle Tenejac, que reciben diariamente, y por separado, más de una tonelada de desechos. El kilo de pet lo pagan a $3.50, el aluminio a $16, el cartón a $1.40 y el papel a $2.50. De acuerdo con pobladores del lugar, estos establecimientos son quienes mejor pagan.
Los dueños del lugar resaltan que las personas de la tercera edad quienes cargan con pocos desechos acuden con mayor frecuencia a vender basura. Dicen que, también es recurrente ver a niños con uniforme escolar cargando bolsas de plástico rellenas de botellas a cambio de algunas monedas.
Frente a esta situación, el delegado Valentín Maldonado admitió, en un evento en abril, que Santo Domingo es un lugar de diferencias socioeconómicas y con un nivel de vida inferior comparado con otras partes de Coyoacán.
“Es una delegación de contrastes. En Santo Domingo y en varias de las colonias viven familias donde la población tienen poca oportunidad de tener un empleo digno y dar educación a sus hijos. Los salarios son muy bajos. Además, muchos de ellos no tienen un oficio o un empleo formal”, reconoció.
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